Saludablemente

12, Enero 2021

La vida para disfrutarla y un cuerpo saludable para llevarla

Las primeras altas temperaturas y el verano asomando traen consigo la oportunidad para realizar actividad física al aire libre y estar en contacto con la naturaleza. ¿Los beneficios? ¡Son múltiples! Tanto para la salud física como la mental y emocional.

Se acerca una temporada de meses que siempre nos invitan a disfrutar de nuevas experiencias, innovar, ser creativos realizando otros deportes y actividades físicas. Para quienes vienen de un año de mucho sedentarismo, ésta es una buena oportunidad para comenzar a generar buenos hábitos en torno al ejercicio o para animarse a salir de la zona de confort, en el caso de aquellas personas que mantienen una rutina diaria de entrenamiento.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), un nivel adecuado de actividad física regular reduce el riesgo de hipertensión, cardiopatía coronaria, accidente cerebrovascular, diabetes, cáncer de mama y de colon, depresión y caídas; mejora la salud ósea y funcional, y es un determinante clave del gasto energético fundamental para el equilibrio calórico y el control del peso.

Además, el contacto con la naturaleza facilita o agiliza la segregación de las hormonas de la felicidad, como la endorfina y la serotonina, que ayudan a bajar los niveles de cortisol y adrenalina -sustancias que aumentan la ansiedad-; así como también ayuda a fortalecer la autoestima como resultado del sentimiento de bienestar que genera. El aire fresco que respiramos en ambientes exteriores aumenta la oxigenación de nuestros tejidos y la transpiración ayuda a eliminar toxinas.

Llevándolo al plano más emocional y mental, la actividad física al aire libre es una buena forma de socializar, conocer personas con intereses afines, compartir en familia o con amigos y trabajar en equipo.

¡Movete siempre escuchando lo que tu cuerpo necesita! Lo ideal en esta época es poder entrenar de la mejor manera sin poner en riesgo nuestra salud evitando horarios de alta temperatura, descansando y manteniendo una hidratación y alimentación acorde. Junto a ello, el uso de indumentaria y calzado adecuado son importantes para la protección del cuerpo frente al sol.

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Algunas de las opciones más elegidas

Si hablamos de actividad física en verano no pueden faltar aquellas que tienen como protagonista al agua, ya sea en el mar, río, lago o pileta. La natación, probablemente, es uno  de los deportes  que más se practica porque permite ejercitar gran parte del cuerpo y tiene muchos beneficios musculares, cardiovasculares y para la rehabilitación; pero también el surf, kitesurf, aquagym y paddle surf han ido escalando en popularidad.

Los clásicos vóley, fútbol y tenis son algunos de los deportes cardiovasculares que se pueden trasladar de la pista a la arena de la playa, y además se pueden practicar en familia o con amigos. Estos deportes ayudan a fomentar ciertas habilidades, como la fuerza, la resistencia y la coordinación. El yoga es otra opción que beneficia la mente y el cuerpo, ya que ayuda a ganar musculatura y flexibilidad, y permite aliviar la tensión diaria.

Además, los distintos espacios urbanos se vuelven lugares comunes para andar en tablas de skates, longboards, rollers o montain bikes.  ¿Algo más sencillo? El senderismo es una de las formas más simples de hacer ejercicio. Caminar por la naturaleza permite disfrutar del paisaje, la tranquilidad y todo lo que la rodea. Es una de las mejores actividades para mantener un estilo de vida activo a cualquier edad, siendo beneficioso para el tratamiento de diferentes enfermedades.

Bicicletear, también es una actividad del tipo cardiovascular muy completa con múltiples ventajas, como prevenir la depresión y el dolor de espalda, mantener saludable el corazón y tonificar algunos músculos. Otro aspecto positivo es que permite organizar excursiones con la familia, los amigos o la pareja, disfrutando de una actividad física muy divertida. 

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