Saludablemente

12, Enero 2021

Síndrome del Ojo Seco

El ojo seco es un síndrome muy común y es una de las principales razones por las cuales las personas consultan a los profesionales de la visión ya que produce molestias, problemas visuales y en algunos casos, lesiones en la córnea.

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El ojo seco es un término general, utilizado para describir un amplio grupo de enfermedades que tienen como denominador común el inadecuado humedecimiento y posterior inflamación de la córnea y la conjuntiva, superficie ocular.

Se trata de una afección frecuente que aparece cuando las lágrimas no pueden lubricar los ojos de forma adecuada. Los ojos necesitan lágrimas para mantenerse saludables y sin molestias; es decir que cuando los ojos no producen la cantidad suficiente de lágrimas, es que aparece esta patología. 

También, puede ocurrir cuando las lágrimas no tienen la combinación adecuada de elementos o cuando la película lagrimal no es como debería ser.

A fin de mantener los ojos saludables, con buena visión y sin incomodidad, es esencial que tengan una capa lagrimal adecuada y uniforme. Las lágrimas lavan la superficie del ojo para mantenerlo húmedo y eliminar el polvo, residuos, y microorganismos que podrían dañar la córnea y generar una infección ocular.

Enrojecimiento ocular, ardor, picazón, sensación de arenilla y sensibilidad a la luz, son algunos de los síntomas que puede presentar el paciente que padece de ojo seco.

Además, existen factores de riesgo que aumentan la probabilidad de presentar esta afección como ser:

  • El uso de lentes de contacto
  • Haberse sometido a una cirugía ocular previa
  • Usar pantallas con mucha frecuencia, en tiempos prolongados 
  • Alteraciones en la piel como rosácea y trastornos alérgicos
  • Algunas enfermedades como la diabetes, el lupus, la artritis reumatoide pueden contribuir a la aparición de ojo seco
  • Cambios hormonales
  • Adicción al tabaco

El tratamiento incluye, resolver la patología de base, y mejorar la sintomatología, con sustitutos de lágrimas artificiales en los casos leves, pudiendo ser necesarios agregar ungüentos en casos moderados, corticoides y moduladores de la inmunidad en los casos de mayor gravedad. Es fundamental la consulta con el oftalmólogo para que indique el tratamiento adecuado. 

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