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12, Enero 2021

Gonzalo Aguilar: “Estando en la montaña se aprende mucho de uno mismo”

El montañismo o andinismo requiere de una gran preparación física y mental por parte de
quienes lo practican. En esta nota reunimos las recomendaciones de un especialista, para quienes estén dando sus primeros pasos o quieran conocer un poco más sobre este deporte.

Todo mito o misterio generado alrededor de la montaña es directamente proporcional a la pasión y conexión que sienten aquellos que la disfrutan en su máximo esplendor.

El montañismo o andinismo está clasificado como deporte extremo. No es para menos, dado que requiere de una disciplina, entrenamiento y preparación que no cualquier persona está dispuesta a encarar, y menos ante condiciones adversas constantes.

Sin embargo, el respeto por la actividad, por la naturaleza y el conocimiento del propio cuerpo, que se desarrolla con la práctica, contagian una adrenalina que se percibe única.

Gonzalo Aguilar, de 34 años, es guía de montaña y lleva unos 10 recorriendo senderos de distintos puntos del país. En una clase introductoria a distancia, transmitió a Vida & Salud los puntos más importantes a tener en cuenta para quienes quieran comenzar a adentrarse en esta aventura, o conocer un poco más. El vínculo con la montaña, en su caso, inició de chico. Si bien vive en Buenos Aires, las repetidas vacaciones en Bariloche despertaron una atracción. “Esa fue mi inspiración, la belleza de la montaña, lo increíble que tiene la naturaleza”, resume.

“Ya habíamos hecho todas las excursiones posibles, las que realizan habitualmente los turistas”, recuerda. “Entonces empecé a preguntar de qué manera podía llegar a tal o cual lugar y me respondían que tenía que ir con un guía de montaña”, relata.

Al indagar en el tema, descubrió la existencia de los senderos, a través de los que se puede recorrer. “Averiguando en el Club Andino de Bariloche me indicaron que había libros y guías que se podían comprar, y contenían los distintos senderos con la descripción, duración, dificultad, equipo necesario, algo muy básico para empezar a recorrer”, cuenta Gonzalo.

Por eso los primeros pasos fueron de manera autodidacta. Sin embargo, no sin tropezones, como para cualquier principiante. “Cometí el gravísimo error de comprarme el equipo e ir solo directamente. Suele hacerlo mucha gente, que se toma con ligereza lo que es ir a la montaña, como si fuera ir a un parque”, indica.

“Si no estás preparado psicológicamente, no vas a poder seguir ni funcionar bien. Por eso la preparación psicológica empieza antes: a cientos de kilómetros de una persona, se cruzan mil cosas por la cabeza”.

En ese sentido, uno de los puntos principales a tener en cuenta, es ser consciente de los riesgos que se corren y más, ante la falta de experiencia. “Se la puede pasar mal, como justamente me ocurrió. Yo estuve perdido en Bariloche. No le había avisado a nadie hacia donde iba, el sendero que iba a tomar”, dice. “Era Laguna Azul, un lugar muy tranquilo que hoy hago caminando, pero con mi ignorancia de ese momento, me pudo haber costado la vida”, sostiene.

Aquellas primeras experiencias, con errores y pequeños logros, forjaron los cimientos para confirmar que ese era el camino que quería seguir. “Aprendí mucho de los errores. Independientemente de que me había ido mal la primera vez, en una segunda oportunidad, que también fui solo, conocí a un amigo, fuimos siguiendo los senderos de trekking e hicimos el recorrido juntos”, cuenta.

En este punto, Aguilar insiste en la importancia de moverse por los lugares indicados. “Hay páginas en Internet y clubes andinos que arman guías en las que se pueden ver cuáles son, se especifica la dificultad, los días que demora transitarlos y demás”, remarca.

Con el tiempo, las dificultades propias de una actividad inmersa en la naturaleza presentaron nuevos desafíos, que lo llevaron a pensar en la profesionalización.

“Mi tercera vez fue en El Chaltén. Ahí, cuando quería iniciar un recorrido de cuatro días, llegué a un río muy caudaloso en el que me dijeron que tenía que tener los conocimientos, porque requería cruzar con una tirolesa, y además contar con los equipos”, relata. “Yo desconocía y no tenía nada de eso. Cuando volví me dio mucha bronca porque no pude llegar a completar esa travesía. Entonces empecé a averiguar por la carrera”, agrega. En su caso, la llevó adelante en el Club Andino de Buenos Aires, pero también se dicta en distintos sitios del país, siendo uno de los más prestigiosos, la Escuela de Guías de Alta Montaña de Mendoza. La carrera tiene una duración de dos años.

Preparación física y mental, las claves del éxito en la montaña

A la hora de encarar desafíos de este estilo, que ponen a prueba cuerpo y mente, es fundamental estar preparados en ambos sentidos.

“La parte física es clave. El estado debe ser excelente, primero porque es la propia vida la que está en riesgo. Cada vez que estés en la montaña, estás en peligro, no hay hospitales, hay poca gente alrededor, no podés permitirte fallar ni lesionarte, ni incluso, muchas veces, estar cansado”, considera Gonzalo.

En este sentido, a pesar de estar acompañado, también hay que tener en cuenta que ante un imprevisto, tampoco suele ser sencilla la resolución. “Un rescate en la montaña es algo muy complicado, muchas veces se llega a eso porque la gente va sin la preparación física adecuada; por eso hay que tener uno o dos años de entrenamiento previo”, indica.

Por otra parte, según apunta Gonzalo, que pasó por montañas de las provincias de Tierra del Fuego, Santa Cruz, Chubut, Río Negro, Neuquén, Mendoza, San Luis, Jujuy, San Juan, Córdoba, La Rioja y Buenos Aires, la preparación física y mental es fundamental para poder disfrutar plenamente del deporte.

“En mi caso la inspiración fue siempre la belleza de la montaña, lo increíble de la naturaleza”.

“Si no te dan las piernas o el oxígeno, estás tan enfocado en el sufrimiento o la fatiga que no disfrutás lo hermoso que tienen la montaña y la naturaleza para darte en ese momento”, agrega.

“La preparación empieza antes. Porque cuando estás allá, por tu cuenta, no tenés gente alrededor para que pueda ayudar en caso de que tengas algún problema con el equipo, o algún accidente”, explica.

“Estando ahí, se aprende mucho de uno mismo, a valerte por vos, a darte ánimos solo. Si no estás preparado psicológicamente, no vas a poder seguir ni funcionar bien. En el medio de la cordillera, a cientos de kilómetros de una persona, se cruzan mil cosas por la cabeza”, apunta el guía.

Qué llevar: el equipo básico para empezar

Si bien cada recorrido o ascenso tendrá sus particularidades de acuerdo con las dificultades, los tiempos y las características climáticas, para quienes recién inician o bien están interesados en comenzar en montañismo, hay una serie de objetos fundamentales con los que contar.

• Bolsa de dormir. “Una buena, porque, por más de que sea verano, hace mucho frío, siempre hablamos de grados bajo cero a la noche y sopla mucho viento”.

• Una carpa, impermeable, o con cubre techo. “Hay que estar cubiertos en caso de lluvia, siempre”.

• Botas buenas o zapatillas de trekking (preferentemente). “Hay un montón en el mercado que son accesibles y livianas. El calzado tiene que ser cómodo”.

• Abrigo por capas. “Una remera abajo, ropa sintética, en lo posible, algún buzo arriba, y una campera impermeable, son básicos”.

• Todo va dentro de una mochila.

• Botiquín de primeros auxilios.

• Anafe, en caso de pasar noches.

“Siempre se recomienda comenzar haciendo senderos cortos en el día, sin quedarse a dormir. Y después se avanza progresivamente” , cierra el especialista.

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