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12, Enero 2021

La IA creó el “slop”

Lo que antes conocíamos como “spam”, hoy adquiere una nueva dimensión.

En principio, se trata de un término despectivo, que guarda similitudes con el concepto de correo basura (o “spam”). En este contexto, la traducción al español más adecuada podría ser “bazofia”, que la RAE define como algo “sucio, despreciable y de mala calidad”.

Pero, ¿qué es exactamente el slop? En términos sencillos, se refiere a contenidos no solicitados generados por herramientas de inteligencia artificial. Estas creaciones presentan ciertas características: carecen de supervisión humana, se producen en grandes volúmenes y su principal objetivo es la monetización. 

Al considerar estas características, el paralelismo con el spam se vuelve más claro: el slop es como el correo basura, pero en tu navegador web y creado por la IA. La finalidad del slop es crear todo el contenido posible para publicar en una web y monetizarlo, atrayendo a visitas y seguidores con un supuesto contenido de interés, pero que resulta ser de mala calidad, sin sentido, inútil y, en ocasiones, incluso peligroso.

¿En qué nos afecta?

Aunque puede parecer un problema menor o algo que podamos sortear con facilidad, el slop tiene consecuencias importantes:

  • Desconfianza y frustración: la proliferación de este tipo de contenidos obliga a los usuarios a filtrar más información, lo que puede llevar a pérdida de confianza en sitios web o fuentes antes consideradas fiables.
  • Impacto en la credibilidad: el abuso del slop para aumentar ingresos publicitarios puede cansar a los usuarios y hacerles dudar de los contenidos legítimos.
  • Riesgos para la salud: sin supervisión humana, el slop puede contener recomendaciones erróneas o peligrosas, que de alguna forma afecten el bienestar físico y/o mental de los usuarios.
  • Efecto en la búsqueda: la saturación de slop en Internet perjudica el posicionamiento de contenido de calidad en los motores de búsqueda, contribuyendo a la frustración.

¿Se puede combatir?

Las principales plataformas y compañías tecnológicas —entre ellas Meta y Google— prometen soluciones para conseguir diferenciar entre el contenido humano y sintético. En ese camino, una de las claves es el etiquetado: marcas que indiquen, sin rodeos, cuando el material fue generado con un modelo de inteligencia artificial. 

Como sea, basándonos en la experiencia con el spam, de larga data, combatir el slop no será una tarea sencilla. Es un nuevo capítulo en un “incesante juego del gato y el ratón”. A fin de cuentas, para saber qué es el slop y erradicarlo será necesaria una combinación de factores.

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