12, Enero 2021
Magnano, Lamas y Hernández: liderazgo, compromiso y pasión
En un encuentro exclusivo organizado por el Grupo SanCor Salud, en Vida & Salud dialogamos con los tres entrenadores más importantes de la historia de nuestro básquet. Con su formación, conocimientos y liderazgo, Rubén Magnano, Julio Lamas y Sergio Hernández guiaron durante dos décadas a la generación dorada por el camino del éxito.
¿Qué características debe tener un buen líder?
Rubén Magnano: “Desde la preparación de la persona, haciendo hincapié que el conocimiento no va a garantizar un buen liderazgo, en absoluto, el líder tiene que entender que el logro, el ganar, es solamente el resultado de lo que realmente cuesta la experiencia vivida. Es sumamente interesante la preparación, la experiencia para poder conducir, acompañar al verdadero capital que tenemos, que es la materia prima, los jugadores.
Un buen líder es el que levanta la mano y dice ´me equivoqué´, esto lo engrandece. Un buen líder es extremadamente coherente con lo que dice o con lo que hace. La incoherencia es como la mentira, tiene patas cortas. Para poder liderar, tenés que ser aceptado. De lo contrario, difícilmente pueda despertar alguna inquietud la persona que lidera”.
Julio Lamas: “La primera cosa para el liderazgo es ser aceptado, si no lo sos, el grupo te tiene que convalidar para lo que es importante ser auténtico, ser uno mismo, tener la capacidad para comunicar y construir confianza (cuesta mucho trabajo), hay que tener cuidado con las promesas y ser coherente entre lo que se dice y lo que se hace. Tratar de guiar al grupo, tratar que en la atmósfera haya una actitud permanente de aprender y la búsqueda de la mejora constante”.
Sergio Hernández: “Podés buscar un lugar de entrenador pero que no te sigan. Aprendí con el tiempo que el liderazgo es un servicio. Cuando te sentás en un lugar de mando, de toma de decisiones, decidís quién forma o no parte del equipo, si no entedés que tenés que estar al servicio del equipo con un rol determinado, es peligroso. Porque liderar y manipular está ahí y no podemos mandar, manipular, no damos órdenes, buscamos (diría Marcelo Bielsa) conseguir cosas por convicción y no por obediencia. Muchas de esas cosas las brinda la experiencia, aprender, la capacitación”.
“Aprendí con el tiempo que el liderazgo es un servicio”, dice Hernández.
Siguiendo con el tema del liderazgo, ¿qué tan importante es la comunicación del mensaje?
Julio Lamas: “La capacidad de comunicar es decisiva para alguien que cumple esta función. Si el mensaje no llega, la cosa no funciona. Es recomendable la capacitación constante, hasta el último día que se ejerce ese liderazgo, conocer a los jugadores y a todo el staff, es clave para no decir tonterías. A veces es mejor no decir nada hasta no saber bien qué es lo que se quiere decir. Tener empatía, saber cuáles son sus motivaciones, qué le está pasando, para poder guiar y proponer al grupo un objetivo colectivo y a cada persona un progreso individual”.
¿Es más fácil comunicar hoy o a las generaciones del pasado?
Rubén Magnano: “Debemos reinventarnos y gestionar la comunicación, comprometernos, no por obligación. La comunicación llega si es interpretada. Oigo, percibo, interpreto. Un acompañante tiene que garantizar la interpretación de la comunicación, una vez que está interpretado, se aprende, se entiende y se economiza el tiempo. Reitero, en la comunicación, la interpretación es fundamental, es la que crea el ambiente laboral, es uno de los pilares para la convivencia laboral. La escucha, es fundamental”.
“Proponer al grupo un objetivo colectivo y a cada persona un progreso individual”, destaca Lamas.
Han conformado equipos, cuerpos técnicos, dentro de planteles. ¿Qué lugar le dan a la visión, a la opinión del asistente técnico, del preparador físico en la toma de decisiones?
Rubén Magnano: “Primero pasa una antesala de esto, los primeros partidos que tenés que ganar es la conformación del equipo, dentro están los jugadores y el cuerpo técnico, fundamental para ganar el partido. Tienen que inspirar mucho respeto, lealtad y conocimiento, preparación. Tiene que ser una persona que tome las riendas como si yo no existiera, intentar llegar a mi cargo, de manera leal. La horizontalidad, es muy importante. Los equipos técnicos son constantemente fuente de consulta. Estuve en las dos veredas, lo interesante es el compromiso y la preparación para que realmente sean fuente de consulta. Soy muy apegado a mi cuerpo técnico”.
Julio Lamas: “Pienso que el cuerpo técnico es el equipo que dirige al equipo. Hoy la inteligencia está en saber trabajar con muchos profesionales, armar un equipo de trabajo interdisciplinario y gestionar el conocimiento de todos, en la búsqueda de conseguir los objetivos colectivos. Les doy una autonomía después de demostrar ganas de trabajar, y compromiso con el funcionamiento y los resultados del equipo. Luego sí son consultados siempre y a veces la decisión que aconsejan es tomada, o al menos tenida en cuenta. Mi valoración es la más alta, del equipo de trabajo”.
¿Cómo es lidiar con la presión del día a día?
Julio Lamas: “El alto rendimiento es una actividad dedicada a conseguir grandes resultados. Después tenés que poder convivir con esa situación, capacitarse para eso. La capacitación es constante, hoy tenemos muchas más herramientas que cuando empezamos. Primero hay un autoliderazgo, registrás tus emociones de la mejor manera para no pasarle al equipo nada negativo. Después la de los integrantes del equipo. Es donde trabajamos. Lo conocemos.
¿Cómo resguardar el camino? Vaciarse todos los días, buscar la mejora constante entrenando todos los días al 100. Las cosas que generan presión son las expectativas previas, la presión del entorno o las consecuencias. Con el tiempo se aprende que tenés que apagar los ruidos externos, las cosas que no están en tus manos. Tratar de tener tu cabeza y la del equipo con la atención plena en el presente. Pensar en el plan de juego, cada vez que la cabeza tiene una conversación mental que distrae, ir al plan de juego. La mejor manera de recorrer esa parte del camino”.
¿Cómo trabajan la frustración, la personal y la colectiva?
Sergio Hernández: “Me parece que hay un trabajo previo a eso. Lo importante es prepararse para la frustración, para la derrota. Y la primera preparación es la que da la familia. Eso es lo que hace tu fortaleza el día de mañana para afrontar triunfos y derrotas”.
Rubén Magnano: “Se dice que en el deporte la frustración, el sabor más amargo es la derrota. Eso está muy conectado con el primer día de entrenamiento, no con la final del mundo. El sabor más amargo en el deporte es el intento no intentado. Si hemos visto que fuimos coherentes, respetuosos, disciplinados, todo lo que estuvimos hablando desde el primer día de trabajo, hasta la final, yo sé que lo intenté, saben que lo intentamos. El hecho está en el trabajo diario”
“Lo importante es prepararse para la frustración, para la derrota. Y la primera preparación es la que da la familia“, afirma Hernández.
Julio Lamas: “Desde el primer día le digo al equipo, lo ganamos todo o lo perdemos todo, los resultados son siempre situaciones colectivas. En esa situación de compartir y de darlo todo, todo el tiempo, termino con la conciencia tranquila. Cuando salimos con el objetivo cumplido, es un momento de felicidad, pero dos días después estoy haciendo lo mismo. No me debilito nada por ganar o cumplir un objetivo, y empiezo todo otra vez. Cuando no cumplimos el objetivo me cuesta unos días más o menos, pero doy vuelta la página. Diferencio emoción de sentimiento. Nunca me guardo nada, entonces estoy tranquilo”.