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12, Enero 2021

Acciones que construyen

¿Qué puede surgir de un encuentro entre tres amigos con ganas de transformar la realidad? En Alta Gracia, esta coincidencia tomó forma de proyecto con nombre propio: Fundación Ecoinclusión. Hoy, esta iniciativa que produce ladrillos ecológicos en base a plástico reciclado que se destinan a la construcción de espacios comunitarios, ya atesora grandes logros y va por más. Conocé esta historia inspiradora que busca crecer y multiplicarse.

“Todo comenzó en Alta Gracia (Córdoba), teníamos ganas de hacer algo que tuviera impacto positivo a nivel social y ambiental. Y empezamos a pensar cómo podíamos combinar estas dos cosas. Investigando, buscando datos, tomamos dimensión de la problemática del desecho del plástico, de la cantidad que se genera, que es impresionante. A la vez, conocimos de la existencia de ladrillos elaborados con plástico reciclado, ya que investigamos diversas patentes nacionales e internacionales”. El que relata estos primeros pasos es Fabián Saieg, quien junto a Leandro Miguez y Leandro Lima pusieron en marcha la Fundación Ecoinclusión, con objetivos muy claros: reciclar el plástico, producir los ladrillos y que vuelvan a la comunidad en obras.

“Tomamos dimensión de la problemática del desecho del plástico, de la cantidad que se genera, que es impresionante”.

“Nos encantó la idea de poder producir esos ladrillos, pero además nos interesaba darles un destino social. Como antecedente de producción, había algunas experiencias, pero sin el foco en el reciclaje, eran experiencias puertas adentro, más vinculadas a la investigación”, explica Fabián.

Con mucha expectativa, empezaron a moverse. “Comenzamos en nuestra ciudad, colocamos en plazas y parques 15 puntos verdes, para que los vecinos lleven las botellas, pusimos un cartel y esperamos a ver qué pasaba. Poco a poco la gente empezó a llevarlas, dábamos charlas en las escuelas y unos días después, venían a traerlas los chicos con sus papás. La gente se empezó a entusiasmar, y estaba buenísimo. Ahí nos dimos cuenta de que estábamos generando un cambio”.

“Cuando empezamos a hacer los ladrillos, no sabíamos cómo se hacía, así que tuvimos que ir aprendiendo sobre la marcha la técnica, a prueba y error, pero las ganas eran más grandes”. El proceso tiene varias etapas: cuando llega una botella a la planta se coloca en una máquina trituradora que la va desmenuzando, hasta que quedan pedacitos de plástico del tamaño de un grano de arena. A esa arena de plástico se la mezcla con cemento en una hormigonera común y después se la coloca en la máquina que, por medio de compactación va produciendo los ladrillos.

"Actualmente, utilizamos una patente libre e internacional, que nos permite incluir, por un lado, en la fórmula del ladrillo no solo plástico PET, sino también PP y PEAD en nuestra dosificación y por el otro, facilita la réplica y extensión de nuestro modelo de trabajo a toda América Latina".

La construcción se enfoca en espacios comunitarios. El objetivo es que ese nuevo lugar sea el disparador de actividades generadoras de desarrollo en la comunidad.

El ladrillo tiene el tamaño de uno común, pero es el 30 % más liviano y provee el doble de aislación, por eso, además reduce los costos de construcción. Y lo más importante: adentro de cada ladrillo hay 20 botelllas de bebida recicladas. Es mucho, pero sigue siendo poco, si pensamos en lo que se podría hacer si se reciclaran todas las botellas que se desechan, que en nuestro país son 12 millones por día.

“Hicimos una obra acá en Alta Gracia, extendimos nuestro proyecto a todo el país y Latinoamérica, siendo más de 250 personas las que buscan impulsar en sus ciudades este proyecto como una solución constructiva innovadora“.

TODOS POR TODOS

“Buscamos impulsar la transformación del plástico, disminuyendo la contaminación ambiental y promoviendo la inclusión social. Para ello nuestro sitio web se ha actualizado, ahora es una plataforma donde encontrarás información de valor para emprender desde el reciclaje y promover proyectos de triple impacto como la producción de ladrillo ecológico y de madera plástica”, cuenta Fabián.

“Nuestro fin es crear una red de replicadores a nivel mundial donde podamos conectar a emprendedores y organizaciones para llevar adelante sus proyectos”.

“Fue un largo camino hasta llegar a consolidarnos como un emprendimiento de triple impacto pero el objetivo siempre fue el mismo, darle una vuelta al plástico”, comenta Fabian Saieg.

Para más información ingresá a https://ecoinclusion.org

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