12, Enero 2021
Mami Albañil: “No me vendo como que hago todo bien, eso lo hace creíble también”
Bernardita Siutti creó el fenómeno que revolucionó las redes con tutoriales sobre albañilería y construcción. A más de tres años de haber creado “Mami Albañil”, cuenta cómo creció y logró animar a más de 370 mil usuarios a poner manos a la obra.
El universo prácticamente paralelo de las redes sociales constituye hoy todo un servicio. Solo en Instagram podemos desde conseguir ropa, artículos para el hogar, libros y comida, hasta consultar recetas para la cena, recomendaciones de viajes y, desde hace un tiempo, también aprender a revocar una pared.
Es que de la mano de “Mami Albañil”, un oficio que se atribuía casi exclusivamente a varones y expertos en el tema, llegó a percibirse cercano, posible e incluso divertido. Además, con los más de 370 mil seguidores que tiene su cuenta, podría decirse que el fenómeno inauguró un nuevo “rubro” de influencers.
Mami albañil en verdad es Bernardita Siutti, que debe su pseudónimo a sus tres hijas, Elena, Amelia e Inés, y a un segmento de su vida que hace casi tres años traspasó los límites de su hogar. “Unos amigos me cargaban porque siempre estaba arreglando mi casa y, como chicana, les dije que me iba a abrir una cuenta y la iba a romper”, recuerda. “Se los dije en broma, pero nunca imaginando ni un cuarto de lo que es hoy”, agrega.
Esa época, según cuenta, tuvo lugar porque vivía en una casa que estaba “hecha pelota”, y entre tutoriales, ingenio y voluntad, comenzó a hacer las refacciones ella misma. “En ese momento hacía home office y tenía mucho tiempo para arreglarla. No es que me limitaba solo al fin de semana o al rato después de trabajar. Digamos que se presentó el escenario perfecto”, considera.
Con simpatía y espontaneidad, los tutoriales musicalizados con versiones en cumbia de canciones en inglés animaron a más de una a agarrar fratacho, martillo y taladro y poner manos a la obra. “Fue un poco salir del tutorial del decapado de una cómoda, sacar a la mujer del rubro ‘do it yourself’ (hágalo usted mismo) de decoración, que igual está buenísimo, no tengo nada en contra”, asegura. “Pero ven una mina súper normal, que es madre, que labura y además te muestra cómo hacer algo que parece re difícil, y ves que no lo es. Entonces piensan ‘si ella pudo, yo también’”, agrega.
Según cree Bernardita, fueron dos los momentos o situaciones “bisagra” que llevaron a Mami Albañil a despegar en la red social. “El primero fue con el video sobre cómo colocar microcemento, que era el primer canje también, para el que armé video en YouTube. Ya está por llegar tres millones de reproducciones”, cuenta. “En ese momento tenía alrededor de cinco mil seguidores y las reproducciones crecían. A los 15 días me llamaron del programa que hacía Mariana Fabiani, y ahí sumé como 40 mil seguidores de golpe”, recuerda.
Las redes como trabajo: construcción y deconstrucción
La permanencia y la fidelidad de los seguidores no siempre están solo relacionadas con el contenido de la cuenta, sino también con la persona que está detrás y la “relación” con el público. Y eso Berni lo captó a la perfección. Espontánea, alegre, activa y hasta “cara dura”, en sus propias palabras, se muestra tal como es. “La gente le tomó mucho cariño al personaje, que en realidad no es un personaje, sino yo en realidad. Me pasa que me cruzan a veces por la calle y me dicen ‘sos igual a como te vemos en las historias, igual de loca’”, dice.
En ese sentido, reconoce que disfruta de la notoriedad que otorgan las redes. “De repente pasás de ser una NN a que te saluden por la calle. A mí me re divierte”, expresa. “Soy muy consciente de que lo que tengo hoy es porque toda esa gente me empezó a seguir, entonces sería una hipócrita o desagradecida si no lo pudiera ver”, dice.
Como buena influencer, la cuenta de Mami Albañil no pierde actividad. Sin embargo, reconoce que la planificación y organización no son sus puntos fuertes. “Yo soy así en mi vida diaria también. Hoy, por ejemplo, si me preguntás, no tengo nada para subir”, se sincera. “Pero también por otro lado me relajé. Antes tenía la presión o sentía que tenía que subir todos los días algo, pero después pensé en que es mejor calidad que cantidad. Entonces tal vez posteo un tutorial por semana, y después fotos, o un tutorial lo desmenuzo más y salen distintos contenidos”, detalla.
“También siento que la remé un montón al principio, entonces me doy el lujo de descansar un poquito. Además conozco a la gente que me sigue, y sé que me van a perdonar (risas)”, agrega.
El valor de mostrar debilidades
Si bien el éxito de Mami Albañil responde en mayor medida a la habilidad de la autora para las refacciones y tareas que en otro momento histórico no se hubieran atribuido a una mujer, también reconoce que es fundamental no dar una imagen “perfecta”, sino real, con todo lo que implica.
“No quiero mostrarme como que hago todo bien, ni me vendo como que ‘me las sé todas’. Yo cuento todo, y eso lo hace creíble también”, confiesa. En ese sentido, apunta que la electricidad, por ejemplo, no es de sus puntos fuertes. “No me gusta, me aburre, entonces cuando me toca trabajar con marcas que tengo que hacer cosas con electricidad postergo, o cuando lo estoy haciendo me pregunto por qué dije que sí si esto no me gusta”, sostiene. “Antes, cuando abrí la cuenta, no me gustaba decirlo, pero después me abrí y lo conté”, reconoce.
Por otra parte, el mensaje que busca transmitir, también tiene que ver con plantearse desafíos, la superación y el aprendizaje. “Hubo algo que me costó y me llevó un esfuerzo físico enorme, que fue hacer el borde de la pileta de mi casa. Estuve a punto de llamar a un albañil”, cuenta. “Las baldosas pesaban una tonelada, encima hacía calor. Pero cuando averigüé lo que salía todo, decidí hacerlo yo. Algunas baldosas me quedaron mirando para otro lado, pero cuando terminé y me tiré de bomba a la pileta, veía que no estaba perfecto y me daba una satisfacción enorme”, relata. “Hacer las cosas uno tiene eso; lo valorás mucho más, lo mirás con más amor”, concluye.