Maternidad

12, Enero 2021

Flavia Tomaello: “Las mujeres debemos soltar y acostumbrarnos a no ser superpoderosas”

Históricamente la distribución de la carga de trabajo relativa a los quehaceres domésticos estuvo vinculada a las mujeres. Hoy en día nos preguntamos ¿asistimos a otra manera de conformar la distribución de éstas?. ¿El trabajo se ha vuelto equitativo y se suma al proceso de transformación que atraviesa la sociedad?. Para conocer si la creciente inserción de las mujeres en el mercado laboral y el acceso a trabajos remunerados ha implicado cambios en los hogares y adaptación de los procesos de convivencia, conversamos con una especialista en el tema, la Licenciada Flavia Tomaello.

Flavia Tomaello

“Las tareas del hogar implican tiempo y responsabilidad. Ejecutar cada uno de los quehaceres domésticos puede llevar varias horas al día, repercutiendo en su ejecución cómo se conforme nuestro hogar, las personas que se incluyan en el círculo familiar y sus edades”, inicia reflexionando Flavia, que es toda una experta en ser multitareas.

Flavia, es ensayista y escritora, contadora, comunicadora social y una aficionada a la fotografía. Trabaja en los principales medios gráficos del país y lleva más de 60 obras publicadas. Con un Posgrado en Infancia, Educación y Pedagogía; y con todo ese bagaje de conocimientos nos ayuda a responder varios de los interrogantes que giran en torno a la nueva configuración de las relaciones y los roles.

“En pareja, solos, con hijos o en familia o en cualquiera de las combinaciones que puedan darse, nuestra realidad implica lidiar lo más armoniosamente posible con la supervivencia hogareña cotidiana. Hay cierto valor de independencia que se obtiene cuando se consigue el dominio adecuado de lo que pasa puertas adentro y poder dar curso a la idea de mantener la casa en orden, brinda autonomía y ligereza para enfrentar otros temas personales o profesionales. Los quehaceres han sido instalados en un sitio entre femenino y de disvalor por las prácticas culturales que venimos arrastrando, pero lo cierto es que no son ni lo uno ni lo otro. Aún hoy estamos con un pie en aquella realidad, e intentando poner el otro pie en la segunda”.

Entonces, ¿Cómo se hace para ser más equitativos en las tareas del hogar? “Desconceptualizando el género. El rol no es femenino por definición. Es importante establecer acuerdos internos de manejo de tareas. Todos los que vivimos en un hogar tenemos derechos y obligaciones dentro” destacó la Lic. Tomaello.

“Activamente hay que negociar reparto de responsabilidades: rotativas, equitativas, de acuerdo con las habilidades personales. Hay que estar dispuesto al recálculo, a que la conformación del hogar puede cambiar, y no hay que tener miedo de poner sobre la mesa la discusión interna sobre tareas y la posibilidad de equivocarse”.

“Todos jugamos roles importantes. Las mujeres debemos ´soltar´ y acostumbrarnos a no ser superpoderosas. Debemos aprender a delegar; a dar espacio a que los otros integrantes participen; a reconocer que no lo van a hacer igual a nosotros, lo que no significa mal, sino sólo diferente; a pedir ayuda y a dejarnos ayudar; a educar a niños que sepan hacer de todo sin importar la tarea. Nosotras debemos saber cambiar un cuerito y ellos doblar la ropa. Parece un cliché en estos tiempos, pero esto sigue sucediendo aún puertas adentro”.

La profesión y el desarrollo personal han tomado protagonismo en el horizonte femenino, y si bien a nivel discursivo la igualdad de género posee legitimidad, aún la desigualdad en diferentes ámbitos de la vida es parte del día a día. La responsabilidad en el hogar está más compartida, pero en algunos casos el trabajo doméstico todavía es desequilibrado y las mujeres siguen realizando la mayor parte.

Según Flavia claramente, el discurso va más rápido que la realidad. “Porque esto se conduce a través del lenguaje, donde las palabras se incorporan más rápido que los hechos. Aún así, las nuevas generaciones están siendo educadas en hogares más conscientes de no imponer género a las prácticas domésticas y mucho tiene que ver en esto los líderes del hogar. Desde el lugar de la familia más tradicional, la mujer ha llevado a cargo casi con naturalidad la realización de éstas tareas, y ha replicado esa condición en su generación. Hacer un cambio en el modo en que criamos es la forma más segura de acercar los hechos al discurso”, destacó la Lic. Tomaello.

Vivir juntos es un proceso de adaptación, ya que quienes conforman un nuevo “hogar” provienen de familias diferentes, con particulares modos de hacer las cosas distintas. En ese contexto, la lista de tareas por hacer es infinita. Distribuir de forma más equitativa los quehaceres al interior de cada hogar y reconfigurar los roles es un asunto primordial, y de toda la familia.

Pero ¿qué rol deberían asumir los chicos?. ¿Se puede sumar a los niños en las tareas domésticas?, según la profesional, “resulta clave hacerlo siempre, ya que es la mejor manera de formarlos en su propia independencia. Haciéndolo valorarán cuánto cuesta, el trabajo que implica y las dificultades que reporta hacerse cargo” subrayó. “Desde muy pequeños pueden empezar a participar ordenando sus juguetes, regando las plantas, ayudando a poner la mesa… Cuando esta práctica se impone desde pequeños, donde todos colaboran para administrar el sitio en que viven, la participación se convierte en natural. Como padres y madres, una de nuestras metas ha de ser la de darles las herramientas necesarias para que puedan volar fuera de casa. Y hacerlo implica también poder valerse por sí mismos en la administración de sus propios futuros quehaceres”.

“Como padres y madres, una de nuestras metas ha de ser la de darles las herramientas necesarias para que puedan volar fuera de casa. Y hacerlo implica también poder valerse por sí mismos en la administración de sus propios futuros quehaceres”.

Estamos en un proceso de transformación, que avanza y se afianza; y para ello es necesario que se den varias condiciones que así lo impulsen. “Un tratamiento igualitario desde lo laboral contribuye a la construcción de identidades equilibradas en lo personal y allí la injerencia del Estado es determinante. Pero también lo es el acompañamiento en formación y educación, ayudando, sobre todo, a aquellos con recursos más escasos a que cuenten con herramientas que les permitan ir en camino hacia un balance en este sentido”, agregó la especialista.

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