12, Enero 2021
Rubén Magnano: “Hay que grabar en el disco duro las buenas acciones”
El reconocido entrenador que guió los pasos de la “Generación Dorada” del básquet, Rubén Magnano, cree que no hay una fórmula única para mantenerse como referente del deporte y que el liderazgo depende de la disciplina y del trabajo. En esta entrevista nos acercamos a su universo, a la vez que conocemos sus claves y secretos para consolidar un grupo. Desde su experiencia en el deporte nos muestra un modelo de liderazgo aplicable a todos los ámbitos de la vida, destacando la importancia del equipo y del conductor para el éxito compartido.
El cordobés Rubén Pablo Magnano ha dedicado su vida al básquet. Y ese full life tuvo su recompensa, ya que se convirtió en uno de los directores técnicos más reconocidos del país, y se lo identificó como uno de los que supo forjar camadas de jugadores campeones. Hoy, continúa entrenando dentro y fuera de la cancha, ya que además del rol que lo identifica también dedica su tiempo a brindar charlas y capacitaciones destinadas a todos aquellos que estén dispuestos a dar lo mejor de sí.
Rubén tiene claro que la riqueza de su trabajo está en los valores que pueda compartir. Y en ese sentido, nos contó cuáles de ellos son fundamentales. “Nuestros equipos siempre se consolidan en base al respeto, la disciplina y el trabajo. De éstos dependen las chances para poder prepararse y alcanzar los objetivos planteados”, dijo convencido.
La disciplina es una constante en el deporte y es importante fortalecerla junto a otros aspectos a nivel grupal e individual. Respecto a esto Magnano, destacó la importancia de tener la camiseta puesta. “Es fundamental para el éxito del trabajo en equipo que esté presente un fuerte compromiso por parte de los integrantes, porque es lo que va a crear un ambiente de confianza para desarrollar los propósitos. El límite de los equipos está dado por el grado de compromiso que ellos tengan”.
Así como la trasmisión de valores, la comunicación también cumple un rol fundamental dentro de sus estrategias. Un equipo se construye con la suma de individualidades, debiendo trabajar con sinergia, para evitar que los egos personales impacten negativamente en el grupo. Indagando sobre este aspecto, Rubén ratificó que no hay una fórmula única para crear esta síntesis de talentos, pero que depende mucho del accionar comunicativo. “Cada atleta tiene su universo y en un equipo de básquet hay doce universos diferentes, doce problemas diferentes, doce inquietudes diferentes, y como conductor debés tener la habilidad de entrar en cada uno de ellos a través de la lectura de sus actitudes. Soy un convencido de la utilización permanente de la percepción. Ayuda mucho para felicitar, agradecer, avalar, no solo para percibir el error”, explica Magnano.
La familia y el deporte
El entrenador considera que en la práctica de un deporte es importante la presencia de vínculos familiares y sociales que promuevan actitudes y hábitos positivos. Hace años que lidera equipos deportivos exitosos, que muestran con resultados el fruto de ese trabajo conjunto. “Yo nací en una casa con padres presentes que me contenían y me educaron en el respeto y la política del trabajo. Eso es saludable y te va formando, sobre todo cuando te inculcan valores y te enseñan que las cosas se obtienen con esfuerzo. Creo que debemos ahondar en la familia, un ámbito muchas veces disgregado, descuidado, en el que los jóvenes sufren ausencias y quedan un poco a la deriva”, explicó.
“En estos tiempos volátiles, donde cada un año se cambia de trabajo, donde se pretende el éxito inmediato, es preciso agudizar el ingenio. Hacer que los jóvenes sientan el deseo de seguir jugando, de seguir su sueño, depende mucho del conductor y de que éste sepa utilizar los estímulos a corto plazo, al próximo día”.
Fórmula del éxito
Ser un referente de trayectoria extensa y exitosa hace que nos preguntemos por su fórmula personal. “Hay una frase que me gusta mucho y me identifica ‘Sin prisa, pero sin pausa’. Nunca he sido una persona que haya vivido en la vorágine por llegar, sino que siempre fui respetando todo el proceso, el recorrido hacia las metas”, manifestó Rubén.
Su paso firme se apoya en la percepción y la “humildad inteligente”, una noción que habitualmente utiliza para referirse a su trabajo y al de los jugadores. “Es un concepto personal (se ríe). Pero para mi son indisociables, es decir, si no fueran lo suficientemente inteligentes para ser humildes, muchos jugadores se sentirían desconsiderados por creerse insustituibles o exigirían la participación que tienen en sus clubes dentro de la selección, cosa que no se da. Y estas características pueden golpear los procesos de los equipos. Como conductor uno tiene la obligación de levantar la mano y decir ‘no sé’ o ‘me equivoqué’, así como la de escuchar a todas las partes, hacerse cargo de las circunstancias y asumir el error. Tener esta capacidad engrandece”, amplía.
Otro concepto que Magnano comparte con los jóvenes que dedican su vida al deporte y que es extrapolable a cualquier persona que decida ir tras su sueño, es que “la excelencia es un hábito”.
“Hay que grabar en el disco duro las buenas acciones para que se incorporen, labrar el mármol y que quede. No hay maneras mágicas de inculcar hábitos y valores… En estos tiempos volátiles, donde cada un año se cambia de trabajo, donde se pretende el éxito inmediato, es preciso agudizar el ingenio. Hacer que los jóvenes sientan el deseo de seguir jugando, de seguir su sueño, depende mucho del conductor y de que éste sepa utilizar los estímulos a corto plazo, al próximo día”, resaltó haciendo fuerte hincapié en el trabajo diario y la constancia.
“Como conductor uno tiene la obligación de levantar la mano y decir ‘no sé’ o ‘me equivoqué’, así como la de escuchar a todas las partes, hacerse cargo de las circunstancias y asumir el error. Tener esta capacidad engrandece”.