Saludablemente

12, Enero 2021

Hablemos de sexo

Podríamos pensar que hablar de sexo es un tabú ¿o ya no más? El sexo forma parte de nuestra cotidianeidad, pero ¿hablamos sobre sexo realmente? Para responder estas preguntas y profundizar sobre la temática entrevistamos a la psicóloga, activista y escritora María Cristina Lobaiza Estrada.

María Cristina Lobaiza Estrada

El sexo forma parte de nuestra rutina, de nuestra vida, pero como muchos de nuestros hábitos, ha ido cambiando a lo largo de los años. Reflexionamos que además de cambiar la forma en la que tenemos sexo también está cambiando la manera en que hablamos de sexo. Para esta temática que involucra muchas aristas, y por supuesto, muchos puntos de vista de diferentes autores y profesionales nos contactamos con la psicóloga María Cristina Lobaiza Estrada para acercarnos desde una mirada especializada.

Queríamos indagar sobre si el sexo seguía siendo un tabú para algunos o para muchos, y rápidamente Cristina propuso otro rumbo para la entrevista. “Me parece que todo el tiempo se habla de sexo, aún más, si se me permite el exceso, que rara vez se habla de alguna otra cosa. Me animo a más, no se habla de ninguna otra cosa, mientras fingimos ocuparnos de algo más”.

Y haciendo honor a su profesión nos invitó a profundizar sobre este análisis…. “me gustaría señalar que la suerte está echada en las preguntas que nos formulamos. En ellas está habitualmente la trampa. Por ejemplo, la primera pregunta en lugar de referirnos al sexo como tabú podría ser: Siendo que parece que no podemos hablar de nada que no sea sexual, ¿por qué se nos hace creer que no podemos hablar de sexo?”.

¿Por qué te parece que se nos hace creer que no podemos hablar de sexo, cuando el sexo forma parte de nuestra cotidianeidad? “Aunque todos nuestros intercambios están saturados de sexo, esta cultura tiende a invisibilizarlos como tales. Vivimos con interacciones cargadas de sexualidad como, por ejemplo, cuando alguien no te responde un mensaje ‘te clava’ el visto. Pero este modo de hablar solo de sexo, con la condición de que no nos demos cuenta, es una manera de no hablar de sexo. Un dispositivo que nos permite seguir en automático por los andariveles por los cuales esta cultura hace transcurrir al sexo”.

¿Qué rol cumplen los mandatos sexuales? Y sobre ellos, ¿creés que afecta a hombres y mujeres por igual? “Desde hace cientos de años, algunas pensadoras han advertido que de todas las relaciones de dominación de humanos (respecto de humanos) aquella basada en los sistemas sexo-afectivos representan un plus de dominación. Colocan a las mujeres y a las niñas en una situación subordinada, funcionan como verdaderos anclajes de la identidad, porque antes de que las mujeres y las niñas sepamos quiénes somos, quiénes queremos ser o quiénes podríamos ser, ya sabemos lo que esta cultura espera de nosotras: la madre incondicional, la enamorada, la que espera. En relación con todo esto, muchas autoras, desde el psicoanálisis, han señalado el fuertísimo compromiso de las lecturas del cuerpo de las mujeres en la configuración de estos mandatos”. Y en este sentido, nos animamos a pensar el rol que tenemos las mujeres en los últimos tiempos, vinculado a la lucha que se encara frente a una cultura machista en los distintos ámbitos de nuestra vida.

“Aunque todos nuestros intercambios están saturados de sexo, esta cultura tiende a invisibilizarlos como tales”.

Este nuevo rol que asumimos las mujeres ¿también impacta en la forma en la que hablamos de sexo? “Sí, seguramente. El mero hecho de que yo pueda contestar preguntas por fuera del cliché, asumiendo como una verdad eso que nos hicieron creer, respecto de que no hablábamos de sexo, es signo y señal que marca el cambio. Creo que en la medida en que están siendo puestas en tensión todas las lógicas de alimentación de este modelo cultural, aquellas que señalan el ámbito de lo posible desde esta coordenada: ‘si es mujer es cuerpo; y si es cuerpo de mujer es cuerpo para otros’. Creo que se están desfigurando y se desconfigurarán tanto las palabras que digan sexo como las prácticas que las comprendan”.

“El cambio de paradigma es inevitable”.

¿Qué consecuencias tiene la falta de información sobre sexo, en el sexo? “Me parece a mí que cuando se habla de desinformación o falta de información en realidad nos deberíamos referir a información distorsiva, información sesgada, que justamente se basa en el axioma antes mencionado, aquel que ubica el cuerpo de la mujer como cuerpo para otros. Sí, me parece que a pesar de todo, el cambio de paradigma es inevitable, porque entiendo que no hay futuro posible, por fuera de esta conciencia nueva. Esta conciencia nueva opera al modo de límite de esa desmesura que ha ubicado nuestro cuerpo como función, como sostén de otros cuerpos de mayor dignidad. Me parece que solo asumiendo estos, nuestros límites, es que obtendremos mayor alcance, mayor libertad y otro ámbito de lo posible por fuera de la desigualación que se traduce en formas concretas en los salarios que cobramos, los trabajos que tenemos, las tareas que asumimos, los acuerdos que pactamos, entre tantas otras cosas en todo el mundo”.

La propuesta de Cristina Lobaiza Estrada es clara, nos invita a hablar de sexo con conciencia. No solo repensando ciertas frases que nos resultan cotidianas, sino analizando realmente de qué hablamos cuando hablamos de sexo. Y con respecto a este último punto, resalta la importancia de trabajar para lograr que se aplique la Ley 26150, sancionada en nuestro país hace más de 14 años, en la que se contempla la correcta implementación del programa nacional de Educación Sexual Integral (ESI) que permite formar desde la niñez, en el respeto por la diversidad, la prevención de todo tipo de violencias y la construcción de vínculos sanos, abarcando los aspectos biológicos, psicológicos, sociales, afectivos y éticos que están comprendidos en la sexualidad humana.

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