Tendencias

12, Enero 2021

Slow Living: auge de la vida lenta

En un mundo donde la productividad y la eficiencia son la norma, ¿es posible desacelerar? Esa es una de las tendencias que algunas personas utilizan para cuestionar el ritmo frenético con el que vivimos. 

El movimiento “slow living” ha ganado popularidad como una respuesta al agotamiento que generan las exigencias modernas, proponiendo una vida más consciente y tranquila. Un enfoque que busca disfrutar de las cosas cotidianas, priorizando la calidad sobre la cantidad. 

El slow living abarca diversas áreas de la vida, desde la alimentación y la moda hasta la forma en que organizamos nuestro tiempo y espacio. Es una invitación a replantear nuestros hábitos y a optar por un ritmo más pausado.

Responder mensajes lo más rápido posible, elegir comida rápida a través de aplicaciones que nos detallan el tiempo de demora a nuestro punto, consumir contenido de forma rápida, entrenamientos exprés y muchas opciones más forman parte de nuestra cotidianeidad. 

Aunque nos hemos acostumbrado a vivir de esta manera, lo cierto es que no es la forma más saludable de vincularnos y ya se han demostrado algunos efectos negativos como el agotamiento, el burnout, la ansiedad y sobrecarga.

Beneficios de desacelerar

Optar por una vida más lenta no significa renunciar a la productividad, sino buscar un equilibrio que nos permita disfrutar más del presente y reducir el estrés. 

Vivir de manera más pausada permite reducir el estrés y la ansiedad, fomentando un estado de ánimo más equilibrado. Al dedicar más tiempo a las actividades cotidianas, como cocinar o caminar, se favorece la práctica del mindfulness, lo que nos ayuda a vivir el presente de manera consciente. Son momentos de valorar el tiempo y evitar el multitasking.

La mentalidad lenta está alineada con la sostenibilidad. El consumo consciente, ya sea de alimentos, ropa o tecnología, se centra en reducir el desperdicio y optar por productos de mayor durabilidad y calidad. Esto no solo tiene un impacto positivo en el medio ambiente, sino que también fomenta una actitud más reflexiva frente al consumo.

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