12, Enero 2021
María O´Donnell: “Estamos en un momento muy desafiante pero lleno de posibilidades”
La prestigiosa periodista, conductora y escritora publicó este año su quinto libro, trabaja en el próximo, y reparte su tiempo entre la radio y la televisión. Reconoce que no se aburre de la profesión, sino todo lo contrario, disfruta de nuevos formatos para comunicar.
María nació en New Haven, Connecticut, Estados Unidos, cuando su padre, el politólogo Guillermo O’Donnell, trabajaba en la prestigiosa Universidad de Yale. Se graduó como licenciada en Ciencias Políticas en la Universidad de Buenos Aires (UBA), cursó la maestría en Relaciones Internacionales en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y cosechó posgrados en la School of Advanced International Studies (SAIS) de la Universidad Johns Hopkins.
La reconocida periodista y escritora se abrió camino en un ámbito ríspido y logró, con los años, ganarse un lugar indiscutido dentro del periodismo político y de actualidad. Dueña de un vocabulario envidiable, un amplio bagaje informativo y de una gran capacidad reflexiva frente a los escenarios más trenzados, se mueve con soltura en la televisión, en el ámbito gráfico y en la radio, donde su programa ya es marca registrada de la primera mañana (De Acá en Más, por Urbana Play).
Amable y predispuesta, recibe a “Vida & Salud” al terminar el ciclo diario y finalizando un año cargado de trabajo. Es que su tiempo también se reparte entre Tarde para nada (Radio Con Vos) y el programa televisivo Conecta2, junto a Ernesto Tenembaum (CNN). Además, en agosto publicó su quinto libro, Born y Quieto la negociación secreta entre el magnate y el montonero (Planeta), la tercera entrega de una saga que comenzó con El secuestro de los Born (editorial Sudamericana, 2015) que reconstruye parte de la historia de dos secuestros que concretó la agrupación Montoneros, en la década de los ‘70.
“No existe la objetividad pero sí la ecuanimidad: no tener una doble vara, ni dejar de preguntar algunas cosas, u ocultar información que puede perjudicar a un político en función de dónde están tus ideas”
Los medios, las mujeres y el reconocimiento
“Cuando me dicen ‘te entiendo’, para mí es un súper elogio”, confiesa María O’ Donnell. Es que, así como día a día se complejiza la escena política y social local, también lo hace la tarea de recopilar la información y comunicarla de manera clara.
La conductora de 53 años es una de las profesionales más reconocidas del país. Con una amplia trayectoria, pasó por las redacciones de Página 12, La Nación, la revista TXT (de la que fue fundadora), los estudios de TN, LN+, NET TV, América TV, TV Pública, entre otros.
Admite, sin embargo, que construir una carrera en los medios de comunicación y específicamente en un ámbito predominantemente masculino, conlleva un esfuerzo extra. “Todavía hoy, si bien muchas cosas cambiaron, el rol de ‘autoridad’, o la columna de opinión pese a que no es lo que más se lee- sigue siendo el espacio de mayor prestigio y está en manos mayoritariamente de varones. Lo mismo ocurre con los periodistas que conducen programas políticos”, considera.
“Lo curioso es que pasa también en otras disciplinas, por ejemplo en medicina se egresan más mujeres, pero en determinadas especialidades, como traumatología, neurocirugía, son más de hombres. Y las que tienen que ver con el cuidado hay más mujeres, un techo que no se termina de romper evidentemente”, analiza.
En esa línea, relata que conoció de cerca uno de los medios con los que más se la identifica, la radio, a partir de la decisión de ser madre. “Salir de la gráfica tuvo muchísimo que ver con la maternidad. Seguir metida en una redacción hasta las 10 de la noche (porque los horarios también se fijaban más en función de la rutina del varón) era difícil.
Caí en la radio por la maternidad, porque empezaba y terminaba y era mucho más compatible con mi vida y me fui enamorando de un medio que me parece súper creativo”, sostiene.
¿Sentís que tuviste que prepararte y demostrar mucho más que colegas hombres para llegar a ser reconocida o tener un rol como el que hoy tenés?
“Sentía que los que eran periodistas varones de mi generación consiguieron mucho antes algo que para mí siempre fue un deseo, tener un espacio, sobre todo de primera mañana. Me tocó por suerte trabajar durante años junto a Magdalena Ruiz Guiñazú, pero cuando ella se fue, no me ofrecieron quedarme con su espacio. Me costó muchísimo tener un jefe como el que encontré después, primero en Metro y ahora en Urbana, que apostara por mí aún cuando otros decían que no a una mujer en ese horario.
Hoy estamos mejor, pero todavía es mayoritariamente el hombre el que opina u ocupa el rol más duro, de la bajada de línea”.
“Sentía que los que eran periodistas varones de mi generación consiguieron mucho antes algo que para mí siempre fue un deseo, tener un espacio, sobre todo de primera mañana“.
Considerando que sos una referente a la hora de actualizar a los oyentes, ¿cómo te informás a diario?
“Llego a la radio y leo todos los diarios de papel. Me ordena mejor. No es solo una cuestión de hábito de los que crecimos con eso, sino que tiene que ver con el criterio de la jerarquización de la información, que es distinto a como lo hace la web, que va más en función de los clicks. Hoy se hace como una especie de curaduría, porque todo el mundo tiene mucha información disponible, entonces nuestro trabajo es más elegir qué contar, cómo. Trato de informarme de las fuentes más variadas.
Uno siempre tiene un sesgo: que es cómo elige, cómo mira, en función de su propia ideología, pero trato de que esa mirada e ideología no me impida hacer una cobertura honesta que refleje la mayoría de los puntos de vista y que no signifique ocultar información, o dar una y esconder la otra por mis gustos personales”.
¿Tiene que ver con la objetividad?
“Se trata de lograr una ecuanimidad. No existe la objetividad pero sí la ecuanimidad: no tener una doble vara, ni tratar muy bien a los políticos con los que se es más afín o dejar de preguntar algunas cosas, u ocultar información que los puede perjudicar en función de dónde están tus ideas. Vemos mucho eso, cada uno elige ir a donde le van a tirar la mayoría de centros y trata de no ir a lugares en donde le van a preguntar más. Yo por lo menos trato de tener siempre la misma predisposición”.
A veces la intersección entre periodismo y política plantea desafíos éticos. ¿Cómo lo manejás en tu actividad?
“Por el tipo de programa nosotros no tocamos tantas cuestiones de la vida privada, pero tengo una regla que tiene que ver con la ética: corto el teléfono y no hago comentarios en los que intento ganar una discusión o la opinión de los oyentes. Porque es como cerrar la puerta de tu casa y empezar a hablar mal del que se fue pero en público. Entonces no corresponde, queda feo. Yo apelo a generar espíritu crítico en la audiencia, no hinchadas. Muchas veces me dicen ‘no estoy de acuerdo con vos pero te escucho’, y es un elogio”.
¿Cómo ves esta democratización de la expresión y consumo de información a través de las redes? ¿Y la evolución de los medios, en este contexto?
“Me parece que antes los medios barrían algunas cosas debajo de la alfombra y era la palabra autorizada y no se podía cuestionar. Pero que ahora el periodista esté confrontado con sus propios dichos (me rectifico todo el tiempo, si cometo un error y me avisan por redes es muy útil, ese ida y vuelta es muy valioso para mí), pero también es un barro, se juega muy sucio y trato de no engancharme.
El gran dilema o desafío de los medios es cómo financiar proyectos que necesitan calidad y tiempo…hay una transición que es bastante paradójica. Porque por un lado se consume más contenido y de calidad, mucho se volcó a documentales, plataformas y demás, con lo que hay más demanda, pero el periodismo está en esa transición: cómo monetizar el periodismo de calidad”.
Y en tu caso, ¿en dónde o en qué encontrás la motivación, que se nota que te acompaña?
“Siempre la curiosidad y no solo por lo que pasa, sino también por los formatos y por lo que va ocurriendo en el periodismo. Salí de la gráfica y me dediqué a escribir libros. Empecé con los de no ficción, y ya escribí cinco, lo que no podía creer. En forma paralela fui conociendo y metiéndome más en la radio, después hice un taller de escritura con Leila Guerriero para mejorar la calidad, me puse a trabajar en podcast (grabó “Aramburu: el crimen político que dividió al país” y colaboraciones con Anfibia) y pensando en mi próximo libro. Siempre me da curiosidad y me gustan mucho las herramientas del periodismo, así que no me aburro, al contrario”.
¿Y “Born y Quieto” puede llegar a ser una película?
“Es un proyecto de una productora y ojalá se concrete. Eso también está relacionado con la motivación: llevar un libro tuyo de no ficción, a que pase a ser ficción. Todo lo que es plataformas y contenidos nos ofrecen muchas posibilidades. Me parece que es un momento muy desafiante pero lleno de posibilidades”.
El interés por la interpretación de la realidad se suele heredar, ¿tus hijas también lo viven así?
“Están enganchadas, sobre todo la más grande, que estudia Letras. Siempre hay una conversación alrededor de lo que está pasando en la actualidad. La más chica estudia Imagen y Sonido y está mas desconectada, pero siempre en mi casa, que nos juntamos todos los sábados con mis hermanos, hay una discusión, muy plural, sobre política. Pero no como tema de enfrentamiento, cero, y hay puntos de vista diversos; pero nos atrapa y divierte”.