12, Enero 2021
Jóvenes en Argentina: más fuertes que nunca, pero emocionalmente agotados
Entre entrenamientos, rutinas fit y hábitos cada vez más saludables, muchos jóvenes argentinos aseguran sentirse bien físicamente. Sin embargo, la otra cara dela moneda preocupa: ansiedad, angustia y estrés aparecen como constantes. ¿Por qué una generación que cuida su cuerpo como nunca antes se siente tan vulnerable por dentro?

La tendencia actual es innegable. La imagen se repite: chicos y chicas que hacen ejercicio, comen mejor y conocen más sobre bienestar que cualquier generación previa… pero que al mismo tiempo cargan con un malestar emocional que crece año tras año. Datos recientes en Argentina muestran que dos de cada tres jóvenes de la Generación Z atravesaron algún problema de salud mental en los últimos 12 meses, y que los intentos de suicidio en personas de 15 a 29 años aumentaron de manera preocupante. ¿Qué está pasando? ¿Por qué el cuerpo va por un lado y las emociones por otro?
Bienestar físico reforzado
Si algo caracteriza a esta generación es su interés por la vida saludable: entrenan más, investigan sobre nutrición, consumen contenido de bienestar y acceden a rutinas que antes solo se veían en gimnasios. Muchos jóvenes aseguran sentirse bien físicamente y con más energía. En parte, esto se explica por la expansión del contenido fit en redes, por la búsqueda de identidad a través del cuerpo y por la necesidad de canalizar tensiones mediante el movimiento.
Salud emocional: otra realidad
El contraste aparece cuando se mira la otra mitad del cuadro. Según informes recientes, dos de cada tres jóvenes argentinos enfrentaron ansiedad, depresión o angustia en el último año. Y los datos oficiales registrados en el Boletín Epidemiológico Nacional 758 SE 21 muestran más de 15.800 intentos de suicidio entre 2023 y 2025, con casi un tercio concentrado en personas de entre 15 y 29 años. La sobrecarga emocional no es una percepción: está avalada por números que ya preocupan al sistema de salud.
Sentirse peor en la época del bienestar: ¿qué pasa?

Los especialistas señalan varios factores: hiperexigencia, presión por “ser alguien” en un contexto incierto, miedo al futuro, comparación constante en redes, dificultades económicas y un bombardeo permanente de información. Todo convive con una cultura del bienestar que, paradójicamente, también puede generar culpa cuando no se llega a ese ideal de vida perfecta y equilibrada.
La clave: la juventud sabe pedir ayuda
A diferencia de generaciones anteriores, muchos jóvenes hablan abiertamente de salud mental, piden ayuda, consumen información fiable y buscan asistencia profesional. Este cambio cultural es un paso enorme: no es que estén peor, sino que se animan a poner palabras donde antes había silencio. Reconocer el problema también es una forma de cuidado.
Hablar de emociones, pedir ayuda, generar espacios de contención y desactivar el mandato del tener que poder siempre son pasos fundamentales. Pero también es clave que instituciones, familias, escuelas y medios acompañen este proceso. Porque sí: los jóvenes están más atentos a su cuerpo, pero es momento de que la sociedad en su conjunto les ofrezca un lugar donde también puedan descansar emocionalmente.
