Cultura y sociedad

12, Enero 2021

Cuando una amistad se termina…

Los vínculos se transforman, lo vamos viendo con la práctica de la vida misma. Y a veces, simplemente, se terminan. Aunque sabemos que los cambios son parte del camino, hay despedidas que nos dejan una sensación difícil de poner en palabras.

Pareciera que hablar en términos de amistad siempre conlleva algo de indestructible. Que los amigos, esa familia elegida, son para toda la vida. Jorge Luis Borges decía que “la amistad es el único modo del amor que no necesita tanta frecuentación”. Pero, ¿y si no es así?

El fin de una amistad puede ser gradual, como cuando la vida va llevando a cada uno por un rumbo diferente. Esa compañera de la secundaria que se fue a estudiar a otra ciudad. Ese amigo con el que cada vez tenemos menos cosas en común. O puede ser abrupto, producto de un malentendido, una decepción o una diferencia que no pudimos resolver.

Sea como sea, el final de una amistad significativa nos confronta con un vacío, una nostalgia, a veces hasta con enojo. Y es normal que eso duela. ¿Te pasó alguna vez?

Duelar una amistad

La Escala de Acontecimientos Estresantes de Holmes y Rahe es una herramienta que asigna valores numéricos a diferentes eventos de la vida para medir el nivel de estrés, y la muerte de una amigo/a cercano se encuentra bastante alto en el ranking, pero desde la literalidad.

¿Y qué pasa si ese amigo sólo desaparece de nuestra vida? El impacto emocional puede ser igual de real.

Perder un amigo/a no es un hecho menor. Incluso si la persona sigue existiendo, el lugar que ocupaba en nuestra vida cambia. Y es válido sentir tristeza. Hay que hacer un proceso, y darnos un tiempo para ese momento. 

No todas las despedidas son evidentes. Pero todas dejan una huella emocional.

Duelar una amistad

Cómo transitarlo

✔️ Dale valor a lo que sentís. No minimices tu malestar pensando que “no es para tanto”. Lo que se terminó fue importante para vos.
✔️ Hablalo. Compartirlo con alguien de confianza puede ayudarte a procesar la situación.
✔️ Permitite la tristeza. No es necesario apurarse a “estar bien”. Los procesos emocionales llevan su tiempo.
✔️ No todo se resuelve. A veces, el cierre no llega con una explicación. Aceptarlo también es parte del camino.
✔️ Recordá lo bueno. Los vínculos que terminan también dejan aprendizajes, momentos felices y parte de nuestra historia.

Las amistades son valiosas, pero también son dinámicas. Algunas nos acompañan toda la vida, otras sólo un tramo. Entender eso, y darnos espacio para sentir cuando algo se termina, es un acto de cuidado personal.

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