Tendencias

12, Enero 2021

El fenómeno del cerebro roto

En el Reino Unido, la palabra del año 2024 es “brain rot”, que podría traducirse como “cerebro roto”. Según la editorial de la Universidad de Oxford, este término ha sido elegido en una votación que convocó a más de 37.000 personas, consolidándose como un reflejo autocrítico de nuestra relación con el mundo digital.

¿Qué significa “cerebro roto”?

El término se refiere al deterioro del estado mental o intelectual, asociado al consumo excesivo de contenido trivial o poco desafiante, especialmente en el entorno online. En tiempos donde los algoritmos priorizan entretenimiento inmediato sobre profundidad, la expresión captura una preocupación social creciente: ¿estamos perdiendo nuestra capacidad de pensar y disfrutar de manera plena debido al uso excesivo de dispositivos digitales?

Varios estudios con base científica y publicados hasta el momento, respaldan la conexión entre el uso intensivo de tecnología y efectos negativos en la salud mental. Habría una clara asociación estadística entre el tiempo de uso de dispositivos digitales y ciertos síntomas de la esfera de la salud mental: síntomas depresivos, trastorno de déficit de atención e hiperactividad, quejas físicas como dolor y malestar.

Entre los hallazgos más destacados se encuentran: alteraciones en el sistema de recompensa, que afectan la sensibilidad al placer y al castigo; deterioro del control ejecutivo, lo que reduce la capacidad de tomar decisiones y controlar impulsos; y la conectividad funcional que afecta la regulación emocional y el control de impulsos. 

En este sentido es clave mencionar la cautela en el uso de tecnología como crucial para preservar el desarrollo juvenil y de las infancias. El fenómeno del “cerebro roto” no solo es un diagnóstico, sino también una invitación a replantear cómo usamos nuestro tiempo libre y qué tipo de contenido consumimos. Limitar la exposición a material superficial, diversificar nuestras actividades y priorizar interacciones significativas puede ser clave para evitar que el deterioro digital defina nuestro futuro.

En una sociedad cada vez más hiperconectada, cuidar nuestro bienestar, la salud mental y preservar nuestra capacidad de pensar críticamente es un desafío que trasciende generaciones.

Compartilo en: