Cultura y sociedad

12, Enero 2021

Los “Cybercirujas”: nada se pierde, todo se transforma

Hace siete años, un grupo de amigos amantes de la tecnología decidieron emprender juntos una cruzada contra la obsolescencia programada y formar un club comunitario de reparación, que hoy está en todo el país.

Comprar, usar, tirar y de nuevo comprar. Así funciona el sistema consumista que rige la sociedad mundial. Los productos que adquirimos en comercios y tiendas, transcurrido poco tiempo de la compra, pierden su utilidad, quedan desfasados o directamente se estropean de manera irreparable (o con reparaciones muy costosas). 

La obsolescencia programada afecta a todos los sectores y abarca desde los electrodomésticos hasta la moda que usamos. A través de este fenómeno, los fabricantes reducen costos de producción y garantizan que la demanda de sus productos nunca decaiga o se mantenga estable.

En este punto, entran en escena personajes como Robot, de Trucho Toys; Hernán Sáez, de Videogamo; Moco, de Shitty Games; Uctumi, de Cybercirujas y flashparty, algunos de los integrantes y fundadores del club de reparadores. A partir de cruzarse en espacios afines y de descubrir que todos ellos tenían computadoras viejas que podían reparar juntos, surgió la idea de confluir todos estos intereses en el club. Por fuera de éste, habitan profesiones como la docencia primaria y universitaria, la ingeniería electrónica, el diseño audiovisual y musical y el desarrollo de videojuegos.

La propuesta de CyberCirujas va a tono con movimientos como el “Slow Fashion”, una mirada sobre el mundo de la moda cada vez más extendida, sobre todo entre los sub 25, que son, en términos estadísticos, quienes están más preocupados por la contaminación ambiental. Esta tendencia, que también es un posicionamiento político, funciona como una resistencia al consumo voraz de prendas manufacturadas en talleres precarizados, donde se fabrica ropa cada vez más descartable, siendo esta una de las industrias más contaminantes del mundo. Usar ropa de segunda mano, ponderar productos por su durabilidad y no por si están de moda y reciclar telas descartadas son algunas de las prácticas.

CyberCirujas, que tiene presencia en distintos puntos del país, se autodefine como una organización autoconvocada, voluntaria y, como siempre aclaran, no se consideran una ONG. 

Entre las tareas que realizan, conectan a usuarios que tienen equipos o componentes para donar con otros que necesitan computadoras, teléfonos o laptops y no tienen la posibilidad de comprarlas. Además, organizan  juntadas en centros culturales, plazas y salones, participan de eventos en diversas localidades de Argentina.

A través de su foro permiten a usuarios hacer preguntas, pedir ayuda, compartir posteos de interés e intercambiar productos en comunidad, entre muchas otras actividades que impulsan a pulmón, con pasión y, por sobre todo, con alegría por hacer lo que les gusta.

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