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12, Enero 2021

Cristina Le Mehauté: “Siempre pude hablar a través del paisajismo”

En una entrevista exclusiva, conversamos con Cristina Le Mehauté, autodidacta, estudió tres años arquitectura, un año biología y publicidad, docente, escritora de libros, que transitó por gran cantidad de talleres estudiando las diversas formas de arte. Es una verdadera artista del paisajismo que lleva más de 50 años dedicándose a esta expresión y que hoy se encuentra viajando por el país y proyectando en línea, desde su casa sobre ruedas junto a sus dos perras.

Una apasionada por la naturaleza, una mujer que a través de sus obras combina creatividad y expresión artística llevando a lo más alto “este arte en movimiento, este arte que se transforma con el tiempo, con las estaciones, con las catástrofes climáticas”.

De sus inicios, Cristina cuenta que “una tía abuela, haciendo las cosas con cariño, plantando suculentas en tacitas francesas rotas y acomodándolas luego con cierta sutileza artística, rodeada de perfumes en su jardín, fue mi gran inspiradora a los ocho años”.

Con el transcurrir del tiempo, Le Mehauté se fue perfeccionando y, como ella misma confiesa, robándole secretos a viveristas y a quienes tenían conocimientos sobre el paisajismo. “Empecé poniendo las manos en la tierra y terminé en un sillón proyectando”, agrega.

Con cada jardín que diseña, nace una nueva historia, un nuevo pergamino a escribir que tiene que ver con la infancia y necesidades de cada uno de sus clientes. “Si puedo lograr meterme en el alma del personaje, lo que hago es transcribir a manera de mensaje, todo lo que me está pidiendo. A veces no es solamente con plantas, pérgolas y bancos, sino que se construye haciendo un camino de color o con plantas nativas para que pueda encontrarse con el prado de un abuelo”.

Respecto a la forma de interpretar lo que la persona quiere y/o necesita, Cristina Le Mehauté explica: “Me di cuenta de que jugando podía extraer y rascar dentro de ese ser. Cierto día descubrí que jugar era la forma de encontrarme con el niño, con la niña que hay en el otro, sea quien sea, no tengo escalas en esto, siempre voy a tratar de encontrarme con ese personaje y cuando lo encuentro puedo saber perfectamente qué le está pasando. Es ahí cuando empezamos a jugar a lo que sea, en ese juego, agarramos una pelota y empezamos a pimponear, con la palabra, con los gestos o con el territorio de la infancia que es donde están los primeros recuerdos y perfumes, este es un lugar muy hermoso.

“Si tuviera que volver a nacer, si tuviera que volver a elegir, optaría por esta profesión a la que le dediqué mi vida enterita”.

Además hago una encuesta muy amplia donde si la persona ya entró en mi juego y se abre, no se me escapa nada, y a partir de ahí empezamos a jugar con el diseño, y eso se traslada en todo el vínculo que vamos sosteniendo. Todo va fortaleciendo hasta llegar a lo que el otro quiere, que en realidad muchas veces ni sabe lo que quiere, pero lo vamos encontrando de a poquito. Apunto a la inocencia y a la sensibilidad, dos territorios poderosos para encontrarse con el otro”.

Cuando la obra de paisajismo termina, las emociones afloran. Y la artista así lo describe: “Cómo hacer para no extrañar el jardín, para no controlar que otro metiera la cuchara en un lugar que para mí era lo más importante de la vida, cómo hacer para no ir a controlar el jardín de otro y registrar que no me haya cambiado nada. Fui extremadamente posesiva con mi profesión, con cada uno de mis proyectos. Considero que ese territorio también fue muy enriquecido por no tener hijos, ni nietos, ni hermanos y por no distraer mi vida con lo cotidiano. Un día hice mi libro ‘Paisajismo como expresión’, el cual sustanció todo lo que había sucedido hasta ese momento y eso fue mágico. Hasta ese momento mis jardines estaban aprisionados, agarrados, como en un lugar seguro, que nadie me los iba a tocar. De ahí en adelante, los solté, un proceso muy difícil”.

A la hora de crear un espacio verde, Le Mehauté destaca que no hay receta, sino que “lo único sustancioso y poderoso es que a la persona le pasen cosas con el jardín, si eso no ocurre uno no estuvo ahí”. Y cuando ella misma es la responsable del proceso, confiesa: “No necesito que el cliente se acuerde de mí, me importa que sienta que tiró la pelota para adelante y volvió, le pegó en el pecho y fue maravilloso lo que pasó, que vaya al alma, al espíritu de quien va a hacer el contenedor del espacio”.

Cristina viaja por el país en su casa sobre ruedas, junto a sus dos perras.

El paisajismo, una expresión artística

“Siempre pude hablar a través del paisajismo. Poniendo a una mujer cortada al medio con un serrucho o poniendo un árbol de metal en Puerto Madero porque ya no hay tierra para plantar árboles de verdad. Muchas veces a partir del paisajismo y con diferentes elementos como hierro, madera, metal o vidrio puedo contar y expresar más cosas que a veces sólo con las plantas no me alcanzan para contar”.

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