Saludablemente

12, Enero 2021

Cero estrés ¿es posible?

El estrés es un gran problema que nos ocupa a todos, en diferentes momentos de la vida, y con distinta intensidad. ¿Qué es? ¿Cómo se origina? Te damos algunas sugerencias para transitarlo de manera diferente.

Getty Imágenes

El estrés es un término que usamos cotidianamente para referirnos a una situación que justamente nos estresa o un estado en el que nos autopercibimos o nos diagnostican: estoy/estás estresado.

Médicamente la definición de estrés es la respuesta del cuerpo a una presión física, mental o emocional. Y puede provenir de cualquier situación o pensamiento que nos haga sentir  frustrados, furiosos o nerviosos.

El estrés produce cambios químicos que elevan la presión arterial, la frecuencia cardíaca y las concentraciones de azúcar en la sangre. También suele producir sentimientos de frustración y ansiedad.

Y éste puede afectar nuestra salud, por lo que es importante prestarle atención y revisar a conciencia la forma en que la que enfrentamos los acontecimientos estresantes de menor y sobre todo de mayor importancia, para saber cuándo es necesario buscar ayuda.

Algunas claves

Cuando los logros no llegan o nos demoramos en alcanzarlos, cuando una situación familiar nos toma por sorpresa o nos excede emocionalmente, cuando sucede algo inesperado con un resultado desfavorable para nosotros, suele suceder que sentimos un profundo sentimiento de fracaso o frustración. 

En esta nota te ofrecemos y compartimos algunas claves, para disminuir lo mayor posible el nivel de estrés que generamos frente a distintos tipos de situaciones, y sobre todo a tomar medidas prácticas para que este no tenga efectos negativos en la salud.

  • Establecer objetivos y prioridades. Decidir qué hacer y qué podrá esperar, y aprender a decir que no, en los momentos adecuados.
  • Concentrarse en el para qué lo hacemos. Muchas veces con la motivación no alcanza, por ello debemos definir para qué, y focalizar en el sentido de lo que hacemos. Nuestro foco está ahí y no en los imprevistos que puedan surgir. 
  • Repasar metas cumplidas. Tener en cuenta lo que se logró al final del día, por mínimo que pueda parecer, y evitar listas de lo que no se ha podido. El futuro es un tiempo más incierto, no sabemos qué podrá pasar, por lo que estar conscientes de lo logrado en el presente, es un gran aporte. 
  • Evitar la palabra fracaso en nuestro vocabulario. En sintonía con el punto anterior, somos lo que podemos construir y experimentar. Si algo no sale como esperábamos, es importante reconocernos como aprendices en los diferentes ámbitos de la vida, y darnos la oportunidad de equivocarnos o demorar algo más en el proceso.
  • La perseverancia como motor. La firmeza y constancia en la manera de hacer algo, y la posibilidad de mejorar nuestras habilidades y capacidades, seguramente hará que nuestros logros se cumplan. 

Lo que podemos cambiar y lo que no

El estrés y la ansiedad van de la mano y cuando sentimos que nos preocupamos de más o cuando dejamos de tomar acción sobre lo que nos ocupa, aparece el estrés.

En este sentido, es clave diferenciar entre las cosas que puedo y las que no, cambiar. Para responder esta pregunta es necesario entender que cuando una situación tiene solución no debería convertirse en un problema.

Debemos aprender a transitar el camino de las soluciones, de aquellas circunstancias pasajeras. Posicionarnos desde este lugar ante las diferentes situaciones que nos acontecen y tomar la distancia necesaria para dejar que las cosas sucedan mientras desarrollamos una proactividad natural sobre lo que sí tenemos control: las emociones.

No siempre será posible hacer consciente aquello que nos estresa, o evitar frustrarnos en determinadas situaciones. No siempre podremos vivir en sintonía con “cero estrés”. Pero es importante adquirir buenos hábitos, que nos aligeren el día a día. Y siempre contemplar la posibilidad de pedir ayuda a un profesional de la salud.

Compartilo en: